La verdad sobre la iconica fotografía sovietica
30 de Abril, 1945. En la azotea del Reichstag, sede del Parlamento alemán, un soldado del Ejército Rojo soviético iza una bandera cruzada con la hoz y el martillo. Esta imagen marca la derrota de los nazis y el inminente desenlace de la Segunda Guerra Mundial. La importancia de esta escena, su simbolismo, fue capturado por un supuesto suertudo e impetuoso fotógrafo. Ésta, la versión oficial que la URSS dio al mundo sobre una de las instantáneas más famosas de la contienda, poco tiene que ver con lo que pasó en realidad.
La foto que conocemos no fue tomada aquel 30 de abril, sino tres días después, el 2 de mayo. Se trata de una imagen reconstruida a partir de lo que los soldados relataron El fotógrafo de guerra Yevgeny Khaldei (1917-1997), de la agencia de prensa TASS, preparó la escena cuando el Reichstag ya no representaba peligro. Para eso pidió a varios soldados que posaran ondeando la bandera en lo alto del edificio. De las numerosas fotos resultantes de la sesión, escogió la que luego se haría mundialmente conocida. Algo parecido a lo que los norteamericanos habían hecho 70 días antes con el izamiento de la bandera en Iwo Jima, la controversial foto de Joe Rosenthal cuya popularidad parece ser que no contentó demasiado a Stalin.
La puesta en escena no fue la única manipulación que hizo esta instantánea posible. Una vez que la foto llegó a Moscú, los censores del régimen decidieron que no era todo lo que heroica que debía ser y que necesitaba algún que otro retoque para quedar perfecta. Se la reencuadró, se le añadieron dos columnas de humo en el fondo, se la contrastó, y se le quitó el reloj que uno de los protagonistas había robado a un soldado alemán muerto en defensa del Reichstag. Todas estas modificaciones, realizadas 45 años antes que apareciera el Photoshop, realzaron la épica y la victoria soviética, otorgándole el dramatismo que el acontecimiento merecía. Esta imagen se convirtió en un símbolo, un artefacto visual capaz de revestir de sentido a un hecho que en sí mismo lo tuvo. Este "efecto de verdad" que transmite la foto tomada en medio del campo de acción no le quita carácter de testimonio; al contrario, ayuda a construir la representación cultural de lo que fue un instante irrepetible que cambió la historia para siempre.
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