¿Como trolear una revista científica? entra y te lo explico
Fue un famoso engaño logrado por el físico Alan Sokal para exponer al equipo editorial de la importante revista académica de humanidades Social Text. En 1996, Sokal, profesor de física en la Universidad de Nueva York, envió un artículo pseudocientífico para que se publicase en la revista postmoderna de estudios culturales Social Text.
Pretendía comprobar que una revista de humanidades «publicará un artículo plagado de sinsentidos, siempre y cuando: a) Suene bien; y b) apoye los prejuicios ideológicos de los editores (contra las ciencias exactas)».
El artículo, titulado <La transgresión de las fronteras: hacia una hermenéutica transformativa de la gravedad cuántica>, se publicó en el número de primavera/verano de 1996 de Social Text y sostenía la asombrosa tesis de que la gravedad cuántica era un constructo social; es decir, que la gravedad existe sólo porque la sociedad se comporta como si existiera, por lo tanto si no creyéramos en ella no nos afectaría.
El mismo día de su publicación, Sokal anunciaba en otra revista, Lingua Franca, que el artículo era un engaño.
El hecho causó un escándalo académico en la Universidad de Duke, entidad que publicaba Social Text. Sokal dijo que su artículo era «un pastiche de jerga postmodernista, reseñas aduladoras, citas grandilocuentes fuera de contexto y un rotundo sinsentido», que se «apoyaba en las citas más estúpidas que había podido encontrar sobre matemáticas y físicas» hechas por universitarios genéricamente llamados 'postmodernos' de humanidades. os editores de Social Text argumentaron que, en el contexto de la época, el artículo de Sokal "Transgressing the Boundaries: Towards a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity" fue una traición fraudulenta de su confianza.
Por otra parte, en el año 1996 la revista no hacía la acostumbrada revisión científica por pares académicos (una práctica que caracteriza a las revistas científicas para verificar la validez de sus publicaciones), debido a que los editores estimaban que una política editorial más abierta estimularía una investigación menos convencional de la que es usual entre los científicos.
Los editores de la revista han argumentado, además, que la revisión científica por árbitros académicos no necesariamente sirve para detectar el fraude intelectual.
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