Cuando Sevilla estuvo a punto de desaparecer
Sin duda me atrevo a decir que fue una de las peores pestes que tuvo Sevilla, y no es para menos ya que se llevo consigo al menos 60 000 personas, casi el 46% por ciento de la población de la ciudad.
La peste que aconteció la ciudad formaba parte de la peste bubónica, procedente de África, y se pudo haber extendido desde los puertos de Andalucía.
Esta epidemia constituye una de las mayores crisis que ha padecido la ciudad perdiendo la vida de miles de personas todos los días, alcanzando como siempre su máxima virulencia en los barrios mas pobres y hacinados. Se narra que en la explanada que se abría entre la muralla y el Hospital de la Sangre (actualmente sede del Parlamento de Andalucía) se congregaba una multitud esperando cama en el hospital.
Para enterrar la cantidad de cadáveres que se producían comenzaron a abrirse por toda la ciudad carneros (en sitios como afueras de la Puerta Real, el Baratillo, el convento de San Jacinto, Macarena, Osario y el Prado de San Sebastián, donde durante más de un siglo se celebró la Feria de Abril) para sepultar los cadáveres con mayor rapidez. La memoria de este suceso perduro durante años ni su población ni su economía lograrían alcanzar los valores previos a la epidemia hasta décadas o incluso siglos después.
Para enterrar la cantidad de cadáveres que se producían comenzaron a abrirse por toda la ciudad carneros (en sitios como afueras de la Puerta Real, el Baratillo, el convento de San Jacinto, Macarena, Osario y el Prado de San Sebastián, donde durante más de un siglo se celebró la Feria de Abril) para sepultar los cadáveres con mayor rapidez. La memoria de este suceso perduro durante años ni su población ni su economía lograrían alcanzar los valores previos a la epidemia hasta décadas o incluso siglos después.
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